sábado, 10 de marzo de 2018

La literatura folklórica

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Según Pelegrín (2004), el cuento de tradición oral es un elemento imprescindible en Educación Infantil ya que el niño disfruta los cuentos y aprende de ellos diferentes valores positivos y negativos como son la amistad y la cobardía. También se trabajan las emociones que se desprenden de los valores mencionados, así como la sensibilidad ante ciertos temas.

Además, consiste en un elemento lúdico para el niño por lo que le resulta familiar, convirtiéndolo en parte del aprendizaje significativo y sencillo.

El mismo autor señala “la trasmisión oral, el desciframiento emocional de la palabra contada, de lo oído, visto, tocado, saboreado, compartido con otro, le ayudarán posteriormente en su contacto con la letra impresa, motivando una lectura gozosa”.

De esta forma, el cuento concebido como narración breve, que expone asuntos de índole ficticia y carácter sencillo, puede tener una finalidad moral y recreativa (Argente y Gómez, 2006).

Estos cuentos, son a su vez, el primer contacto de los niños con su cultura, pues estos cuentos de transmisión oral son transmitidos de generación en generación.

Gracias a su uso, los alumnos logran un mejor desarrollo en facetas afectivas, emocionales y sociales según Salmerón (2004). También generan estructuras gramaticales que ayudan en la formación del discurso narrativo y léxico del niño (Miranda, 2004).

Podemos resumir los valores que transmiten estos de la mano de Pelegrin (2004) ) y Saez (1999) en:
  • “Actitud de sensibilidad hacia la belleza. Sirve para poner en relieve la capacidad de creación del menor, al mismo tiempo que motiva al niño/a a dominar la propia forma de expresión, otorgándole la capacidad gradual de desarrollar un lenguaje figurativo, con recursos expresivos.
  • La comunicación y adquisición de las capacidades lingüísticas precisas. Amplia el lenguaje de los discentes con un vocabulario amplio, claro, conciso y sugestivo.
  • Un aumento de la afectividad del niño/a, partiendo de la base de la nobleza, la bondad y la belleza.
  • Hábitos de sensibilidad artística mediante imágenes atrayentes para el alumnado.

Además, hay muchos cuentos que nos enseñan como afrontar diferentes conflictos que se dan en la vida diaria, por lo que seremos más capaces de resolverlos de manera eficaz cuando se nos presenten en la realidad.

Según Quintero (2005) el uso pedagógico del cuento aporta:
  • “Sirve para divertir y entretener a la vez que transmiten conocimientos ricos y complejos.
  • Satisface las ganas de acción del alumnado puesto que en su imaginación proyectan lo que les gustaría hacer.
  • Conecta con las características cognitivo- afectivas de niños y niñas. La narración del cuento enlazará rápidamente con el mundo interno del niño/a, contribuyendo al desarrollo de su capacidad simbólica.
  • En un elemento socializador que favorece las relaciones, empezando por el simple hecho de que son los propios personajes los que interactúan socialmente.
  • Facilita la superación del egocentrismo al ponerse en el lugar de los diferentes protagonistas, considerando los diversos puntos de vista.
  • Prepara para la vida ofreciendo modelos de comportamiento, sentimiento y valores.”

No sólo sirve cara a la ordenación espacial de los elementos secuenciales, por la sucesión de acontecimientos de forma lineal, sino que, además, mejoran y enriquecen la compresión oral, la expresión de vivencias, sentimientos y emociones y la adquisición de léxico general y específico (Sandoval, 2005).  De hecho, según Zapata Ruiz (2008) los niños que escuchan cuentos suelen convertirse en buenos contadores de historias, ya sean escuchadas o inventadas por ellos mismos, lo que nos aporta que su escucha también contribuye al nivel de creatividad que tenga el niño, siendo mayor si este ha escuchado cuentos.

Los cuentos a continuación mostrados son ideales para un grupo de niños de segundo ciclo de educación intantil, más concretamente para niños de 4 años. Esto es así, ya que los tres cuentos de carácter folklórico tienen estructuras repetitivas y lineales, que hacen que los alumnos de estas edades lo puedan seguir con facilidad e incluso memorizar o recordar algunas partes de forma clara y sencilla.

Es más, el lenguaje que presentan, aparte de presentar una estructura repetitiva y con rimas en algunos momentos, es sencillo y claro, muy comprensible para niños de esta edad.

El pollito de la avellaneda

Este cuento que ha sido recopilado del libro de Ana Pelegrín nunca lo había leído y, la verdad, es que me ha resultado muy divertido, aunque un poco repetitivo, por lo que lo he considerado ideal para niños de 3-4 años. 

En cuanto al cuándo contaría este cuento, desde mi punto de vista elegiría un momento en el que los niños tengan que volver a la calma después de haber realizado una actividad ajetreada, ya que estarán lo suficientemente despiertos como para resolver las preguntas que se presentan después del cuento. De igual modo, se podrá contar cuando veamos que los alumnos no quieren compartir sus juguetes, que a estas edades, debido al egocentrismo en el que se encuentran sumergidos, es muy común.


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Pues, señor,
este era un pollito
que picoteaba con su gallinita en la avellaneda
y se le atrancó una avellana,
y se iba a ahogar.

La gallinita corrió a casa de la dueña:
-Dueña, la buena dueña,
ven a sacar la avellana a mi pollito,
que está en la avellaneda y se va a ahogar.
-Ay, gallina, la mi gallinita, que no tengo zapatos;
dile al zapatero que te los dé.

Y la gallinita corrió a casa del zapatero:
-Zapatero, el buen zapatero,
dame los zapatos de mi dueña,
para que saque la avellana a mi pollito,
que está en la avellaneda y se va a ahogar.
-Ay, gallina, la mi gallinita, que no tengo cuero;
dile a la cabra que te lo dé.

Y la gallinita corrió a la casa de la cabra:
-Cabra, la buena cabra,
dame cuero para el zapatero,
para que haga los zapatos de mi dueña,
para que saque la avellana a mi pollito,
que está en la avellaneda y se va a ahogar.
-Ay, gallina, la mi gallinita, que mi cuero tiene hambre;
dile al prado que te dé hierba.

Y la gallinita corrió al prado:
-Prado, el buen prado,
dale hierba a la cabra,
para que dé cuero al zapatero,
para que haga los zapatos de mi dueña,
para que saque la avellana a mi pollito,
que está en la avellaneda y se va a ahogar.
-Ay, gallina, la mi gallinita, que mi hierba está seca;
di a las nubes que me den agua.

Y la gallinita voló a las nubes:
-Nubes, las buenas nubes,
dad agua al prado,
para que dé hierba a la cabra,
para que dé cuero al zapatero,
para que haga los zapatos de mi dueña,
para que saque la avellana a mi pollito,
que está en la avellaneda y se va a ahogar.

Y las nubes, las buenas nubes, dieron agua al prado,
y el prado dio hierba a la cabra,
y la cabra dio cuero al zapatero,
y el zapatero hizo los zapatos de la dueña,
y la dueña corrió a la avellaneda
y sacó la avellana del pollito
que estaba en la avellaneda...
... y que no se ahogó.


Actividades:

Al ser un cuento de carácter acumulativo, podremos trabajar la memoria mediante preguntas y ejercicios como:
- ¿ Y que creéis que hizo la gallinita después?
- Y entonces las nubes dieron agua al...
Y el prado dio hierba a la...
....
Al finalizar les podremos preguntar si les ha gustado y que si no se hubiesen ayudado unos a otros, si la gallina hubiese podido salvar al pollito.

También podremos trabajar que la mama del pollo es la gallina, pudiéndole introducir así el tema de los animales y la familia de animales.



Para mejorar las habilidades motrices finas, podremos realizar la decoración del pollo o la gallina utilizando colores, purpurina e incluso plumas que deberán pegar en el dibujo.

El chivito

Este cuento que, al igual que el anterior, he recogido del libro de Ana Pelegrín titulado "La aventura de oír" tampoco le había oído nunca, pero por su estructura repetitiva y sencilla, al igual que el anterior, es muy beneficioso para niños de 3-4 años.

Con respecto al momento de contarlo, seleccionaremos el momento de la asamblea, pues estarán relajados y atentos. También lo podremos contar cuando alguno de nuestros alumnos esté triste o se sienta mal, haciéndole ver que incluso los más pequeños son a veces los más importantes de todos.

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Esta era una viejecita que tenía un pequeño huerto. Allí cuidaba lechugas, coles y cebollas. Un día entró un chivito y mordía y comía sus plantitas y sus cebollitas. Salió la viejecita y le dijo que se fuera, pero el chivito la miró de frente y furioso la contestó:

-Soy el chivito del chivatal
y si me molestas te voy a dañar.

La viejecita se fue llorando por el camino, diciendo:
-¡Ay, ay, las cebollitas del cebollar!

Y se encontró con el perro. Llorando le contó que el chivito no quería salir de su huerto. El perro le dijo:
-No llore, viejita,
ni por el chivito ni la cebollita.

Guando llegaron al cebollar, el perro dijo:
-Sal, chivito, sal.

Y el chivito, mirándolo fijamente, le responde:
-Soy el chivito del chivatal
y si me enfado te voy a dañar.

El perro le dijo a la viejecita que volvería otro día para ayudarle y se fue silbando. La viejecita volvió al camino llorando y diciendo:
-¡Ay, ay, las cebollitas del cebollar!

Y se encontró con el toro. Llorando le contó que el chivito no quería salir de su huerto. El toro le dijo:
-No llore, viejita,
ni por el chivito ni por la cebollita.

Cuando llegaron al cebollar el toro dijo:
-Sal, chivito, sal.

Y el chivito, mirándolo fijamente y bajando la cabeza, contestó:
-Soy el chivito del chivatal
y si me enfurezco te voy a dañar.

El toro dijo a la viejecita que volvería otro día y se fue suspirando. La viejecita volvió al camino llorando y lamentándose:
-¡Ay, ay, la cebollita del cebollar!

Y se encontró con una hormiga delgada de cintura. Llorando le contó que el chivito no quería salir de su huerto, y la hormiguita dijo:
-No llore, viejita,
ni por el chivito ni por la cebollita.

Cuando llegaron, la hormiguita se acercó al chivito y le dijo muy bajito:
-Sal, chivito, sal.

Y el chivito, rojos sus ojos:
-Soy el chivito de mi chivatal
y si me enojas te voy a dañar.

Y la hormiguita, plantándose:
-Pues yo soy hormiguita del hormigal
y si te pico vas a llorar.

El chivito no quiso oírla y siguió comiendo lechugas y cebollas. La hormiga trepó por las barbas del chivito y le picó a todo picar. El chivito, sorprendido y dolorido, salió disparado balando, balando, balando, hasta que se perdió de vista por el camino.

La hormiga volvió pasito a paso a la casa de la viejecita.
La viejecita le regaló un saco de trigo, pero la hormiguita aceptó tres granos y se fue.

Y entra por el sano
y sale por el roto;
el que quiera venga
y me cuente otro.

Actividades:

Las preguntas que podremos realizar durante la narración de la historia serán:
- ¿Y que creéis que hizo el perro?
- ¿Y qué pensáis que hizo el toro?
- Y si ni el perro, ni el toro han hecho nada ¿pensáis que la hormiga hará algo?

Estas preguntas les ayudarán a ser más creativos ya que tendrán que imaginar lo que sucederá a continuación, además de animarles a participar en la narración.

Al finalizar les podremos preguntar qué personaje les ha gustado más y que realicen un dibujo del mismo.

Aparte de las preguntas también podemos trabajar las emociones, pues el chivo está enfadado y la mujer que ve como se come sus cebollas, triste; por lo que se les puede pedir que pongan la cara de enfado cuando hable el chivo y de tristeza o alegría (según corresponda) cuando aparezca la señora. 


Además, tiene estructuras dialogadas que riman y una vez aprendidas podrán ser dichas por los niños, participando así en contar el cuento.

La ratita presumida

He elegido esta historia de Charles Perrault por qué mi abuela siempre me la contaba cuando era pequeña y además, al igual que las dos anteriores me resulta muy simple y fácil de seguir por la estructura repetitiva. Por otra parte, esta es una versión, por lo que podremos cambiar algunas palabras por otras que sean más utilizadas por el niño como malhumorado por enfadado entre otras.

El momento idóneo para contarla será después de la siesta, si esta se lleva a cabo en la escuela, o si no en el momento en que los alumnos vuelvan a clase después de comer (siempre y cuando el centro sea de jornada partida y si no en la asamblea). También la podremos contar cuando estemos viendo o repasando el tema de los animales.

  Resultado de imagen de La ratita presumida

Había una vez una ratita muy presumida, después de mucho pensarlo, decidió que se compraría un lazo rojo para ponerlo en su rabito. Al día siguiente, salió rumbo al mercado con su moneda en el bolsillo. Cuando llegó, pidió al tendero que le vendiera un trozo de su mejor cinta roja. La compró y volvió a su casa.

Al llegar a su casita, se paró frente al espejo y se colocó el lacito en el rabo. Estaba tan bonita, que no podía dejar de mirarse. Salió al portal para lucir su nuevo lazo y entonces se acercó un gallo y le dijo:


- Buenos días, Ratita. ¡Qué guapa que estás hoy!
- Gracias, señor Gallo.
- ¿Te casarías conmigo?
- No lo sé. ¿Cómo harás por las noches?
- ¡Quiquiriquí!- respondió el gallo.
- Contigo no me puedo casar. Ese ruido me despertaría.


Se marchó el gallo malhumorado. En eso llegó el perro:


- Pero, nunca me había dado cuenta de lo bonita que eres, Ratita. ¿Te quieres casar conmigo?
- Primero dime, ¿cómo haces por las noches?
- ¡Guauuu, guauuu!
- Contigo no me puedo casar, porque ese ruido me despertaría.


Un Ratoncito que vivía junto a la casa de la Ratita, y siempre había estado enamorado de ella, se animó y le dijo:


- ¡Buenos días, vecina! Siempre estás hermosa, pero hoy, mucho más.
- Muy amable, pero no puedo hablar contigo, estoy muy ocupada.


El Ratoncito se marchó cabizbajo. Al rato, pasó el señor Gato, que le dijo:


- Buenos días, Ratita. ¡Qué linda que estás. ¿Te quieres casar conmigo?
- Tal vez, pero, ¿cómo haces por las noches?
- ¡Miauu, miau!- contestó dulcemente el gato.

- Contigo me casaré, pues con ese maullido me acariciarás.

El día antes de la boda, el Gato invitó a la Ratita para una comida. Mientras el gato preparaba el fuego, la Ratita quiso ayudar y abrió la canasta para sacar la comita. Con sorpresa vio que estaba vacía.


- ¿Dónde está la comida?- preguntó la Ratita.
- ¡La comida eres tú!- dijo el Gato enseñando sus colmillos.


Cuando el gato estaba a punto de comerse a Ratita, apareció Ratoncito, que los había seguido, pues no se fiaba del gato. Tomó un palo encendido de la fogata y lo puso en la cola del gato, que salió huyendo despavorido. La Ratita estaba muy agradecida y el Ratoncito, muy nervioso le dijo:


- Ratita, eres la más bonita. ¿Te quieres casar conmigo?
- Tal vez, pero, ¿cómo harás por las noches?
- ¿Por las noches? Dormir y callar. ¿Qué más?
- Entonces, contigo me quiero casar.
Así se casaron y fueron muy felices.

Actividades:

Con este último cuento podremos pedirles que realicen los sonidos de los diferentes animales que aparecen, preguntándoles para ello:
- ¿Cómo hace el gato?
- ¿Y el perro?
.....

Al finalizar les podremos preguntar que si nos debemos fiar de las personas que nos parecen amables, aunque no sepamos nada de ellas y si debemos de coger lo que nos puedan llegar a ofrecer.


También podremos realizar la representación del mismo pintándoles la cara para la ocasión.


En cuanto al trabajo de la motricidad fina podremos realizar una careta de la ratita presumida y de los personajes.

Bibliografía:

  • Ana Pelegrín (2018). La aventura de oír: cuentos y memorias de tradición oral. Madrid: Cincel
  • Charles Perrault. La ratita presumida. Recuperado el 13 de marzo de 2018 de http://www.cuentosinfantilesadormir.com/cuento-laratitapresumida.htm